viernes, 29 de junio de 2012

Benedicto XVI: San Pedro y San Pablo son pilares de la Iglesia naciente

 

VATICANO, 29 Jun. 12 / 07:10 am (ACI/EWTN Noticias).- En sus palabras previas al rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI señaló que San Pedro y San Pablo, pilares de la Iglesia naciente son “testigos de la fe, que han ampliado el Reino de Dios con sus distintos dones y según el ejemplo del Divino Maestro, han sellado con su sangre su predicación evangélica”.
El Santo Padre subrayó que el martirio de ambos santos “es signo de la unidad de la Iglesia”, y, recordando las palabras de San Agustín, indicó que “un solo día es consagrado para la celebración de la fiesta de los dos apóstoles. Pero también ellos dos eran una sola cosa. A pesar que su martirio tuvo lugar en días diferentes, eran una sola cosa. Pedro fue en primero, Pablo le siguió”.
“Del sacrificio de Pedro son signo elocuente la Basílica Vaticana y es Plaza, tan importantes para el cristianismo. También del martirio de Pablo quedan significativos vestigios en nuestra ciudad, en especial la basílica a él dedicada en la Via Ostiense. Roma lleva inscrita en su historia los signos de la vida y de la muerte gloriosa del humilde Pescador de Galilea y del Apóstol de los gentiles, que justamente ha elegido como Protectores”.
Para Benedicto XVI al recordar el “testimonio luminoso” de San Pedro y San Pablo “recordamos los inicios de la venerable Iglesia que en Roma cree, reza y anuncia a Cristo Redentor. Pero los Santos Pedro y Pablo no sólo brillan en el cielo de Roma, sino en los corazones de todos los creyentes que, iluminados por sus enseñanzas y su ejemplo, en todo el mundo siguen el camino de la fe, la esperanza y la caridad”.
“En este camino de salvación, la comunidad cristiana, sostenida por la presencia del Espíritu del Dios vivo, se siente estimulada a proseguir fuerte y serena en el camino de la fidelidad a Cristo y de la proclamación de su Evangelio a los hombres de todos los tiempos”.
El Papa también recordó la ceremonia de imposición de palios arzobispales realizada horas antes, y la calificó como “un ritual siempre elocuente, que pone de relieve la íntima comunión de los Pastores con el Sucesor de Pedro y el profundo vínculo que nos une a la tradición apostólica. Este es un tesoro doble de santidad, en el que se funden la unidad y la catolicidad de la Iglesia: un tesoro precioso que debe ser redescubierto y vivido con renovado entusiasmo y compromiso”.

Benedicto XVI: Sólo apertura a Dios puede transformar debilidad de los hombres

 

VATICANO, 29 Jun. 12 / 06:55 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI señaló que la historia del papado se caracteriza por la coexistencia de dos elementos: por una parte constituye el fundamento de la Iglesia peregrina en el tiempo, y por otra, “emerge también, a lo largo de los siglos, la debilidad de los hombres, que sólo la apertura a la acción de Dios puede transformar”.

Al presidir la Misa por la Solemnidad de San Pedro y San Pablo en Roma, el Santo Padre señaló que “en el Evangelio de hoy emerge con fuerza la clara promesa de Jesús: ‘el poder del infierno’, es decir las fuerzas del mal, no prevalecerán”, en la cual “Pedro es confortado con respecto al futuro de la Iglesia, de la nueva comunidad fundada por Jesucristo y que se extiende a todas las épocas, más allá de la existencia personal del mismo Pedro”.

Benedicto XVI también se refirió al “símbolo de las llaves”, y explicó que esto implica que a Pedro, “en cuanto fiel administrador del mensaje de Cristo, le corresponde abrir la puerta del reino de los cielos, y juzgar si aceptar o excluir”.

“La expresión ‘atar y desatar’ forma parte del lenguaje rabínico y alude por un lado a las decisiones doctrinales, por otro al poder disciplinar, es decir a la facultad de aplicar y de levantar la excomunión. El paralelismo ‘en la tierra… en los cielos’ garantiza que las decisiones de Pedro en el ejercicio de su función eclesial también son válidas ante Dios”.

El Papa señaló que “las palabras de Jesús sobre la autoridad de Pedro y de los Apóstoles revelan que el poder de Dios es el amor, amor que irradia su luz desde el Calvario. Así, podemos también comprender porqué, en el relato del evangelio, tras la confesión de fe de Pedro, sigue inmediatamente el primer anuncio de la pasión”.

“Jesús, con su muerte, ha vencido el poder del infierno, con su sangre ha derramado sobre el mundo un río inmenso de misericordia, que irriga con su agua sanadora la humanidad entera”.
El Santo Padre recordó que “la tradición iconográfica representa a san Pablo con la espada, y sabemos que ésta significa el instrumento con el que fue asesinado. Pero, leyendo los escritos del apóstol de los gentiles, descubrimos que la imagen de la espada se refiere a su misión de evangelizador”.

“Él, por ejemplo, sintiendo cercana la muerte, escribe a Timoteo: ‘He luchado el noble combate’. No es ciertamente la batalla de un caudillo, sino la de quien anuncia la Palabra de Dios, fiel a Cristo y a su Iglesia, por quien se ha entregado totalmente. Y por eso el Señor le ha dado la corona de la gloria y lo ha puesto, al igual que a Pedro, como columna del edificio espiritual de la Iglesia”.

Benedicto XVI también se refirió al palio impuesto a 47 Arzobispos metropolitanos, que destacan la calidad de legítimos sucesores de los Apóstoles y de jefes de las Diócesis de las cuales son Pastores, e indicó que este “os recordará siempre que habéis sido constituidos en y para el gran misterio de comunión que es la Iglesia, edificio espiritual construido sobre Cristo piedra angular y, en su dimensión terrena e histórica, sobre la roca de Pedro”.

“Sintámonos juntos cooperadores de la verdad, la cual, sabemos, es una y ‘sinfónica’, y reclama de cada uno de nosotros y de nuestra comunidad el empeño constante de conversión al único Señor en la gracia del único Espíritu”.

jueves, 28 de junio de 2012

Primer Prelado del Opus Dei a un paso de beatificación

 

Mons. Álvaro del Portillo.

Mons. Álvaro del Portillo.

VATICANO, 28 Jun. 12 / 11:07 am (ACI/EWTN Noticias).- La causa de beatificación de Mons. Álvaro del Portillo, sucesor de Josemaría Escrivá de Balaguer y primer Prelado del Opus Dei, dio un nuevo paso luego que el Papa Benedicto XVI autorizara la promulgación del decreto que reconoce sus virtudes heroicas.

En una nota de prensa enviada este jueves a ACI Prensa, el actual Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, expresó su "gratitud a Dios por este pastor ejemplar que amó al Señor y a su Iglesia".

"Don Álvaro es recordado por tantos hombres y mujeres como un sacerdote de paz, leal a su compromiso de amor a Dios; muy unido a la Iglesia y al Romano Pontífice; supo servir con alegría y total generosidad a san Josemaría Escrivá de Balaguer; a sus hermanos -luego hijos- en el Opus Dei; a sus parientes; a sus amigos y a sus colegas. Con su predicación ayudó a encontrar la felicidad en la fidelidad a Jesucristo a centenares de miles de personas en los diferentes países a los que realizó viajes pastorales", afirmó.

Mons. Echevarría, principal colaborador del nuevo Venerable desde 1975 hasta 1994, dijo que siempre "irradiaba paz, alegría, sencillez, espíritu cristiano y visión apostólica".

Su vida

Mons. Álvaro del Portillo nació en Madrid el 11 de marzo de 1914. Era el tercero de ocho hermanos. Ingeniero, doctor en Filosofía y Letras y en Derecho Canónico, en 1935 se incorporó al Opus Dei y muy pronto se convirtió en el de San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de esta Prelatura.

Ordenado sacerdote en 1944, se trasladó en 1946 a Roma. Entre 1947 y 1950 ayudó a la expansión apostólica del Opus Dei en Italia, promovió actividades de formación cristiana y atendió sacerdotalmente a numerosas personas.

Desde el pontificado de Pío XII hasta el de Juan Pablo II desempeñó numerosos encargos en la Santa Sede. Participó activamente en el Concilio Vaticano II y fue durante muchos años consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El 15 de septiembre de 1975 fue elegido como sucesor de Escrivá de Balaguer luego que este falleciera. El 28 de noviembre de 1982, cuando el Beato Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal, le designó Prelado y el 7 de diciembre de 1990 le nombró Obispo.

Mons. del Portillo promovió el apostolado de la Prelatura en 20 nuevos países. Como cabeza del Opus Dei, estimuló también la puesta en marcha de numerosas iniciativas sociales y educativas.

Mons. Álvaro del Portillo falleció en Roma el 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa. Tras su muerte, miles de personas han testimoniado por escrito acerca de su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad y la paz interior que transmitía.

Benedicto XVI declara Venerable a Álvaro del Portillo

 

El Santo Padre Benedicto XVI ha autorizado esta mañana a la Congregación de las Causas de los Santos a promulgar decretos relativos a 16 causas de canonización. Entre ellos se encuentra el decreto de virtudes heroicas del obispo Álvaro del Portillo (1914-1994), prelado del Opus Dei.

Un sacerdote de paz y lealtad
Al conocer el anuncio realizado por la Santa Sede, el prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, ha manifestado “gratitud a Dios por este pastor ejemplar que amó al Señor y a su Iglesia”.  Y ha añadido: “Don Álvaro es recordado por tantos hombres y mujeres como un sacerdote de paz, leal a su compromiso de amor a Dios; muy unido a la Iglesia y al Romano Pontífice; supo servir con alegría y total generosidad a san Josemaría Escrivá de Balaguer; a sus hermanos —luego hijos— en el Opus Dei; a sus parientes; a sus amigos y a sus colegas. Con su predicación ayudó a encontrar la felicidad en la fidelidad a Jesucristo a centenares de miles de personas en los diferentes países a los que realizó viajes pastorales”. Mons. Echevarría, principal colaborador del nuevo Venerable desde 1975 hasta 1994, se refirió a él como una persona que “irradiaba paz, alegría, sencillez, espíritu cristiano y visión apostólica”.


Rasgos biográficos
Álvaro del Portillo nació en Madrid el 11 de marzo de 1914. Era el tercero de ocho hermanos. Ingeniero, doctor en Filosofía y Letras y en Derecho Canónico, en 1935 se incorporó al Opus Dei. Muy pronto se convirtió en el más sólido apoyo del fundador, san Josemaría Escrivá de Balaguer. Fue ordenado sacerdote en 1944.
En 1946 se trasladó a Roma. Con su actividad intelectual junto a san Josemaría y con su trabajo en la Santa Sede realizó una honda reflexión sobre el papel y la responsabilidad de los fieles laicos en la misión de la Iglesia, a través del trabajo profesional y las relaciones sociales y familiares. Entre 1947 y 1950 empujó la expansión apostólica del Opus Dei en Roma, Milán, Nápoles, Palermo y otras ciudades italianas. Promovió actividades de formación cristiana y atendió sacerdotalmente a numerosas personas.
Desde el pontificado de Pío XII hasta el de Juan Pablo II desempeñó numerosos encargos en la Santa Sede. Participó activamente en el Concilio Vaticano II y fue durante muchos años consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El 15 de septiembre de 1975, tras el fallecimiento del fundador, don Álvaro fue elegido para sucederle al frente del Opus Dei. El 28 de noviembre de 1982, cuando el beato Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal, le designó prelado y el 7 de diciembre de 1990 le nombró obispo. A lo largo de los años en que estuvo al frente del Opus Dei, promovió el comienzo de la actividad pastoral de la prelatura en 20 nuevos países. Como prelado del Opus Dei, estimuló también la puesta en marcha de numerosas iniciativas sociales y educativas.
Mons. Álvaro del Portillo falleció en Roma en la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa. Tras su muerte, miles de personas han testimoniado por escrito su recuerdo: su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad, su audacia sobrenatural, la paz interior que su palabra les comunicaba.


Testimonios sobre D. Álvaro del Portillo

Breves declaraciones extraídas de un documental sobre Mons. Álvaro del Portillo, que está preparando el realizador Antonio Tormo.

Cardenal Stanisław Dziwisz, Cracovia. Secretario personal del Papa Juan Pablo II.
Venía D. Álvaro con frecuencia a almorzar con el Santo Padre. El Papa por un lado querría hablar sobre diferentes cuestiones y también quería agradecer la participación del Opus Dei en la vida de la Iglesia. ¿Qué me llamaba la atención? Sobre todo la gran responsabilidad por la vida de la Iglesia,  por la Iglesia misma, querer acompañar a todas las acciones a la Iglesia a través de la oración, a través de la fidelidad a la doctrina.


Monseñor Carlos Amigo Vallejo. Cardenal emérito de Sevilla.
Vi un hombre sencillo, amable, piadoso. De esas personas con las que uno está a gusto, no se cansa de hablar con él. Y desde luego un maestro, un maestro de muchas cosas. Yo creo que las lecciones que nos dio, de saber relacionarse con unos y con otros. De en momentos difíciles tener una enorme serenidad... Creo que es una lección que en la Iglesia tenemos que agradecer.


Pat Anderson. Colaboradora de Monseñor Del Portillo en la dirección del Opus Dei.
Recuerdo que cuando él viajó a Tierra Santa, en marzo de 1994, cuando estaba a punto de marcharse, nos dijo entre otras cosas que el Santo Padre quería que el Opus Dei fuera a Kazakistán. Él nos dijo: hijas mías no sé lo que va a pasar, necesitamos un milagro, pero el Santo Padre quiere esto. Por lo tanto debemos hacerlo. Es una de tantas manifestaciones en su vida del servicio a la iglesia.


Vittorio Messori. Escritor. Entrevistó a don Álvaro para su libro "Opus Dei. Una investigación".
Recuerdo a don Álvaro como una figura paterna, una figura cortés y afectuosa. Lo recuerdo como un verdadero sacerdote.


Joaquín Navarro-Valls. Portavoz de la Santa Sede (1981-2006).
La presencia de don Álvaro era como continua, como decía antes, desde el pontificado de Pío XII hasta el pontificado de Benedicto XVI. Esa presencia y la estatura moral e intelectual de don Álvaro era una constante de la cual todos los pontificados se han beneficiado.


Colette Kenmogne. Ama de casa (Camerún)
Estoy segura de que está en el cielo. Porque él ha combatido un buen combate y nos ha enseñado a poner al Señor en todas partes, a través de nuestras actividades, como cumbre de nuestras actividades. Y estoy segura de que hoy merece la recompensa que el Señor ha preparado para todo el mundo.


Scott Hahn. Escritor y teólogo
Cuando él voló por encima de Nueva York, vio la Estatua de la Libertad. Y cuando vio la Estatua de la Libertad dijo: "Ahora que la veo pienso que habría que poner en la otra costa la Estatua de la Responsabilidad". Nos animó a todos nosotros, los católicos americanos, que veamos la importancia de comunicar con la verdad de la fe...

miércoles, 27 de junio de 2012

El hombre se realiza plenamente cuando hace la voluntad de Dios, afirma Benedicto XVI

 

VATICANO, 27 Jun. 12 / 10:12 am (ACI/EWTN Noticias).- Esta mañana, durante la Audiencia General de los miércoles, el Papa Benedicto XVI lamentó que en ocasiones el hombre crea tener el poder de Dios, pero recordó que la plena realización está en hacer la voluntad del Padre sirviendo con caridad a los demás.

El Santo Padre subrayó que a menudo la lógica humana "intenta la realización de sí mismo en el poder, en el dominio, en los medios poderosos. El hombre sigue queriendo construir con sus propias fuerzas la torre de Babel para llegar a la altura de Dios, para ser como Dios. La Encarnación y la Cruz nos recuerdan que la realización plena está en conformar la voluntad humana a la del Padre, en el desapego total de uno mismo, del propio egoísmo, para llenarse del amor y de la caridad de Dios y, así, llegar a ser verdaderamente capaces de amar a los demás".

"Adán quería imitar a Dios, pero tenía una idea equivocada de Dios. Dios no quiere sólo la grandeza, Dios es amor que da, ya desde la Trinidad y luego en la Creación. Imitar a Dios significa salir de sí mismo y entregarse en el amor", "sólo si logramos salir de nosotros, nos encontramos", agregó.

En este sentido, explicó que en la oración, en la relación con Dios, debemos abrir "la mente, el corazón y la voluntad a la acción del Espíritu Santo, para entrar en esta misma dinámica de vida".

"Nuestra oración está hecha, como hemos visto en los pasados miércoles, de silencio y de palabras, de canto y de gestos que implican a toda la persona: desde la boca hasta la mente, del corazón a todo el cuerpo. Es una característica que encontramos en la oración judía, especialmente en los Salmos", dijo el Santo Padre al referirse a "uno de los cantos o himnos más antiguos de la tradición cristiana, que San Pablo nos presenta en lo que, en cierto sentido, es su testamento espiritual: la Carta a los Filipenses".

Benedicto XVI recordó que San Pablo escribe esta carta mientras está en la cárcel condenado a muerte, y "expresa la alegría de ser discípulo de Cristo, de poder ir a su encuentro, hasta el punto de ver la muerte no como una pérdida, sino como una ganancia".

San Pablo, a través de su carta invita a la alegría, "una característica fundamental –recordó-, de nuestro ser cristianos y de nuestra orar".

"’Estad siempre alegres en el Señor, lo repito de nuevo: ¡Alegraos!’. Pero, ¿cómo puede regocijarme frente a una sentencia de muerte ya inminente? ¿De dónde, o mejor dicho, de quién San Pablo recoge la serenidad, la fuerza, el coraje de ir hacia su martirio y al derramamiento de sangre?".

El Papa explicó que la respuesta está en el canto para Cristo, más conocido como el himno cristológico, "un canto que centra toda la atención en los sentimientos de Cristo, es decir, en su modo de pensar y su actitud concreta vivida".

Benedicto XVI dijo que estos sentimientos son el amor, la generosidad, la humildad, la obediencia a Dios, y el darse a uno mismo, "no se trata simplemente de seguir el ejemplo de Jesús como algo moral, sino de volcar toda la existencia en su propia manera de pensar y actuar".

Dentro de este marco, el Papa recordó a los fieles que la oración "debe llevar hacia un conocimiento y una unión en el amor cada vez más profunda con el Señor, para poder pensar, actuar y amar como Él, en Él y por Él".

"Ejercitarse en eso, aprender los sentimientos de Jesús es el camino de la vida cristiana", subrayó.

Además, Benedicto XVI indicó que este canto condensa todo "el itinerario divino y humano del Hijo de Dios, que abarca toda la historia humana: del ser en la condición de Dios, a la encarnación, a la muerte en una cruz y a la exaltación en la gloria del Padre, y en parte también el comportamiento de Adán, del hombre desde el principio".

"El verdadero Dios y verdadero hombre, no vive su ‘ser como Dios’ para triunfar o para imponer su supremacía, no lo considera como una posesión, un privilegio, un tesoro al qué aferrarse. Sino que ‘se desnudó’, se vació de sí mismo tomando –como dice el texto griego, la ‘morphe Doulos’, la ‘forma de siervo, de esclavo’, una realidad humana marcada por el sufrimiento, la pobreza, y la muerte".

El Papa explicó que Cristo "se asemejó en todo a los hombres excepto en el pecado, comportándose como un servidor dedicado completamente al servicio de los demás", y en este sentido "tomó sobre sí las fatigas junto a los miembros que sufren. Hizo suyas nuestras humildes enfermedades, y sufrió tormentos por amor a nosotros: esto en conformidad con su gran amor por la humanidad".

El Hijo de Dios "se hizo verdaderamente hombre y cumplió un camino en completa obediencia y fidelidad a la voluntad del Padre, hasta el supremo sacrificio de su vida", y "se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y la muerte de cruz", dijo al recordar las palabras del Apóstol.

"En la cruz Jesucristo alcanzó el mayor grado de humillación, ya que la crucifixión era el castigo reservado a los esclavos y no a las personas libres", recordó.

"En la cruz de Cristo, el hombre es redimido, y la experiencia de Adán se modifica, dándose la vuelta completamente: Adán, creado a imagen y semejanza de Dios, pretendía ser como Dios, con sus propias fuerzas, ocupar el lugar de Dios, y así perdió la dignidad original que se le había dado. Jesús, sin embargo, aun estando en la condición divina, se rebajó, se sumergió en la condición humana, en total fidelidad al Padre, para redimir al Adán que llevamos dentro para volverle a dar al hombre la dignidad que había perdido", afirmó.

De este modo, el Santo Padre reiteró su llamado a imitar a Jesús, que volvió "a dar a la naturaleza humana a través de su humanidad y obediencia, lo que se había perdido por la desobediencia de Adán".

Finalmente, en su saludo a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre los invitó a "fijar durante la oración la mirada en el Crucifijo, a detenerse más a menudo para la adoración Eucarística y así entrar en el amor de Dios, que se ha rebajado con humildad para elevarnos hacia Él".

domingo, 24 de junio de 2012

Benedicto XVI: Ejemplo de San Juan Bautista nos llama a la conversión

 

VATICANO, 24 Jun. 12 / 07:40 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI afirmó que el ejemplo de San Juan Bautista, cuya fiesta se celebra hoy, llama a los cristianos “a convertirnos, a testimoniar a Cristo y anunciarlo a tiempo y contra el tiempo”.
En sus palabras previas al rezo del Ángelus, frente a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre recordó la vida de San Juan Bautista e indicó que “si se excluye la Virgen María, el Bautista es el único santo de quien la liturgia festeja el nacimiento, y lo hace porque está estrechamente relacionado con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios”.
“Desde el seno materno, en efecto, Juan es el precursor de Jesús: su prodigiosa concepción es anunciada por el Ángel a María como signo de que “nada es imposible a Dios”.
Benedicto XVI señaló que “el padre de Juan, Zacarías, marido de Isabel, pariente de María, era sacerdote del culto judío. Él no creyó enseguida al anuncio de una paternidad ya inesperada y por este motivo quedó mudo hasta el día de la circuncisión del niño, al cual él y su mujer le dieron el nombre indicado por Dios, es decir Juan, que significa ‘el Señor hace gracia’”.
“Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión del hijo: ‘y tú niño serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados’”.
El Papa explicó que “todo esto se manifestó 30 años después, cuando Juan bautizaba en el río Jordán, se puso a bautizar, llamando a la gente a prepararse, con aquel gesto de penitencia, a la inminente venida del Mesías, que Dios le había revelado durante su permanencia en el desierto de Judea”.
“Cuando un día, desde Nazaret, viene Jesús mismo para hacerse bautizar, Juan primero rechazó, pero luego aceptó, y vio el Espíritu Santo posarse sobre Jesús y oyó la voz del Padre celeste que lo proclamaba su Hijo”.
El Santo Padre señaló que, sin embargo, la misión de San Juan Bautista no se había cumplido hasta entonces, pues “poco tiempo después, se le pidió que anticipara a Jesús también en la muerte violenta. Juan fue decapitado en la cárcel del rey Herodes y así dio pleno testimonio del Cordero de Dios, a quien él, primero que todos, había reconocido e indicado públicamente”.
El Papa Benedicto XVI también recordó que "la Virgen María ayudó la anciana pariente Isabel a llevar hasta el último la concepción de Juan".
"Ella ayude a todos a seguir a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, que el Bautista anunció con gran humildad y ardor profético", concluyó.

viernes, 22 de junio de 2012

Benedicto XVI: Mundo laboral necesita valores cristianos para salir de la crisis

 

VATICANO, 22 Jun. 12 / 10:57 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI señaló que el mundo de la economía y del trabajo son ámbitos que no pueden permanecer extraños al mensaje evangélico, sino que al contrario, necesitan de los valores cristianos para enfrentar dificultades actuales como la crisis económica que golpea a varios países, especialmente de Europa.

"La sociedad, la economía, el trabajo no representan ámbitos exclusivamente seculares y mucho menos extraños al mensaje cristiano; son, al contrario, espacios que hay que fecundar con la riqueza espiritual del Evangelio", afirmó ante una delegación de empresarios de la agricultura y la pesca italiana (Coldiretti) con ocasión del congreso de ese organismo cuyo tema es "La agricultura familiar para un desarrollo sostenible".

El Papa dijo que la crisis económica y financiera plantea a los empresarios retos difíciles "que estáis llamados a afrontar como cristianos, cultivando un sentido de responsabilidad, profundo y renovado, dando prueba de solidaridad y de capacidad de compartir. Teniendo en cuenta, además, que en la base de la dificultad actual económica hay una crisis moral, trabajad con solicitud para que las instancias éticas prevalezcan sobre cualquier otra exigencia".

"En este terreno ético, es necesario que la familia, la escuela, el sindicato y cualquier otra institución política, cultural y cívica, desempeñen una importante labor de colaboración (...) sobre todo por lo que se refiere a los jóvenes: están cargados de perspectivas y esperanzas; buscan construir su futuro con generosidad y esperan que los adultos les den ejemplos válidos y propuestas serias. No podemos desilusionarlos", señaló.

Por ello, alentó a los empresarios a proseguir su testimonio evangélico "resaltando los valores que hacen de la actividad laboral una herramienta inapreciable para la convivencia justa y humana", como el respeto de la dignidad de la persona, la búsqueda del bien común, la honradez en la gestión de los servicios, la seguridad alimentaria, la protección del ambiente y la promoción del espíritu de solidaridad.

En ese sentido, dijo que la Iglesia nunca es indiferente "a la calidad de vida de las personas, ni a sus condiciones laborales y advierte la necesidad de cuidar de los seres humanos y de los contextos en que viven y producen, para que sean siempre lugares humanos y humanizadores".

Precisamente en la Coldiretti, indicó el Santo Padre "la enseñanza católica en materia de ética social ha tenido una de sus laboratorios más fértiles, gracias a la intuición y a las amplias miras de su fundador, Paolo Bonomi".

"Ahora es vuestra misión, permaneciendo fieles a los valores adquiridos, dialogar con una sociedad que ha cambiado de aspecto. Que cada uno se comprometa, desde el papel que le corresponde, a sostener los intereses legítimos de las categorías que representa (...) con el fin de valorizar los aspectos más nobles y calificadores de la persona: el sentido del deber, la capacidad de compartir y el espíritu de sacrificio, la solidaridad, el cumplimiento de las justas exigencias del reposo y de la regeneración corporal y, todavía más, espiritual", afirmó.

Desafío de las sectas exige a los católicos una fe vivencial, afirma Benedicto XVI

 

VATICANO, 22 Jun. 12 / 09:43 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI señaló que la presencia de las sectas evangélicas en América Latina exige de los católicos una fe vivencial, pues los que se alejan de la Iglesia muchas veces no lo hacen por una cuestión doctrinal, sino vivencial y pastoral.

"El creciente pluralismo religioso es un factor que exige una seria consideración. La presencia cada vez más activa de comunidades pentecostales y evangélicas, no sólo en Colombia, sino también en muchas regiones de América Latina, no puede ser ignorada ni minusvalorada", afirmó ante el primer grupo de obispos colombianos recibidos en visita "ad Limina".

"En este sentido, es evidente que el pueblo de Dios está llamado a purificarse y a revitalizar su fe (...) pues 'muchas veces la gente sincera que sale de nuestra Iglesia no lo hace por lo que los grupos ‘no católicos’ creen, sino fundamentalmente por lo que ellos viven; no por razones doctrinales sino vivenciales; no por motivos estrictamente dogmáticos, sino pastorales; no por problemas teológicos sino metodológicos de nuestra Iglesia'. Se trata, por tanto, de ser mejores creyentes (...) para que nadie se sienta lejano o excluido", señaló.

Asimismo, indicó que si bien "años atrás era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a cuanto inspirado en ella, hoy no parece que sea así en vastos sectores de la sociedad, a causa de la crisis de valores espirituales y morales que incide negativamente en muchos de sus compatriotas".

En ese sentido, el Papa invitó a los obispos a contrarrestar este estado de cosas siguiendo "con tenacidad y perseverancia" las pautas trazadas en el Plan Global del Episcopado Colombiano y a aprovechar las reflexiones del próximo Sínodo de los Obispos, así como las propuestas del "Año de la fe".

Más adelante, Benedicto XVI dijo que los obispos no deben dejar de "individuar cuanto entorpece el recto progreso de Colombia, buscando salir al encuentro de los que se hallan privados de libertad por causa de la inicua violencia", así como fortalecer las iniciativas solidarias a favor de las víctimas de desastres naturales, los más pobres, los campesinos, los enfermos, afligidos y los miles de desplazados a causa de la violencia.

"Deseo alentarles a proseguir este camino de servicio generoso y fraterno, que no es resultado de un cálculo humano, sino que nace del amor a Dios y al prójimo, fuente en donde la Iglesia encuentra su fuerza para llevar a cabo su tarea", expresó.

Finalmente, los exhortó a seguir trabajando para que los colombianos tengan un "encuentro personal con Jesucristo, de modo que (...) mediten con asiduidad la Palabra de Dios y participen (...) en los sacramentos, celebrados a tenor de las normas canónicas y los libros litúrgicos".

"Todo esto será cauce propicio para un idóneo itinerario de Iniciación Cristiana, invitará a todos a la conversión y a la santidad y cooperará a la tan necesaria renovación eclesial", concluyó.

miércoles, 20 de junio de 2012

Con la oración contemplamos el plan de amor de Dios para los hombres, afirma el Papa

Con la oración contemplamos el plan de amor de Dios para los hombres, afirma el Papa

VATICANO, 20 Jun. 12 / 10:32 am (ACI/EWTN Noticias).- Durante la Audiencia General de este miércoles, el Papa Benedicto XVI invitó a los fieles a practicar la oración constante porque con ella nos abrimos a la contemplación del gran misterio que es el plan de amor de Dios para la historia humana y de cada persona.

Ante los cerca de 8.000 peregrinos reunidos en el Aula Paulo VI, el Papa reflexionó sobre el primer capítulo de la Carta de San Pablo a los Efesios y "que comienza con una oración, que es un himno de bendición, una expresión de gratitud y alegría".

En ese sentido, indicó que es normal que el ser humano ore para pedir la ayuda de Dios. Para ello, señaló, el Señor nos ha enseñado el Padre Nuestro con el cual nos muestra "las prioridades de nuestra oración. Limpia, purifica nuestros deseos, y así limpia y purifica nuestros corazones".

"Si es normal que pidamos en la oración alguna cosa, también es normal que la oración sea una ocasión para dar gracias. Si prestamos un poco de atención, vemos que de Dios recibimos tantas cosas buenas. Es tan bueno con nosotros, que conviene que le demos las gracias. Y debe ser también una oración de alabanza", expresó.

En ese sentido, dijo que en su carta a los Efesios, San Pablo bendice a Dios porque en Cristo "nos hizo ‘conocer el misterio de su voluntad’. "El misterio de su voluntad ‘Mysterion’, ‘Misterio’, es un término que se repite con frecuencia en la Sagrada Escritura y en la Liturgia", indicó el Papa.

Benedicto XVI dijo que si bien para el lenguaje común el misterio es lo que no se puede conocer, "el himno que abre la Carta a los Efesios nos lleva de la mano hacia un significado más profundo de este término y de la realidad que nos muestra".

"Para los creyentes, ‘misterio’ no es tanto lo desconocido, cuanto la voluntad misericordiosa de Dios, su designio de amor que en Jesucristo se revela plenamente y nos ofrece la posibilidad de ‘comprender con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la altura y profundidad, y conocer el amor de Cristo’. El misterio desconocido de Dios se revela, y es que Dios nos ama y nos ama desde el principio, desde la eternidad".

Benedicto indicó que el Apóstol también recurre a la oración para agradecer y alabar a Dios, "pero también reflexiona sobre las razones de esta alabanza, de este agradecimiento, presentando los elementos clave del plan divino y sus etapas".

"En primer lugar tenemos que bendecir a Dios Padre, porque según San Pablo, ‘Dios nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor’".

"San Pablo continúa: Dios nos ha predestinado, nos ha elegido a ser ‘hijos adoptivos por medio de Jesucristo’, a ser incorporados a su Hijo Unigénito. El Apóstol pone de relieve la gratuidad de este maravilloso plan de Dios para la humanidad. Dios nos escoge a nosotros no porque somos buenos, sino porque Él es bueno", añadió.

En ese sentido, explicó que "en el centro de la oración de bendición, el Apóstol muestra la forma en que se lleva a cabo el plan de salvación del Padre en Cristo, en su Hijo amado", por cuya sangre se redimió a la humanidad de sus pecados. "El sacrificio de la cruz de Cristo es el acontecimiento único e irrepetible con el que el Padre ha mostrado de manera luminosa su amor por nosotros, no sólo de palabra, sino de manera concreta", indicó.

"San Pablo nos invita a considerar qué tan profundo es el amor de Dios que transforma la historia, que ha transformado su propia vida de perseguidor de los cristianos a Apóstol incansable del Evangelio. Hagámonos eco una vez más, de las tranquilizadoras palabras de la Epístola a los Romanos: ‘Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?’", recordó el Papa.

Finalmente, dijo el Santo Padre, San Pablo cierra la bendición divina con una referencia al Espíritu Santo "que ha sido derramado en nuestros corazones" y que "es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria".

Benedicto XVI explicó que la redención "alcanzará su cumplimiento pleno cuando los que Dios ha comprado serán salvados en su totalidad".

"Tenemos que aceptar que el camino de la redención es también un camino nuestro, porque Dios quiere criaturas libres, que digan ‘sí’ libremente. Pero ante todo éste fue su camino. Ahora estamos en sus manos y tenemos la libertad de proseguir por el camino abierto por Él. Vamos en este camino de la redención y avanzando con Cristo percibimos que la redención se realiza", afirmó.

Haciendo un resumen, el Papa dijo que la visión presentada por San Pablo "en esta gran oración de bendición nos ha conducido a contemplar la acción de las tres Personas de la Santísima Trinidad: el Padre, quien nos escogió antes de la creación del mundo, que nos pensó y creó; el Hijo que nos redimió mediante su sangre y el Espíritu Santo, anticipo de nuestra redención y de la gloria futura".

"En la oración nos abrimos a la contemplación de este gran misterio, que es el plan divino de amor en la historia humana, en nuestra historia personal. En la oración constante, en la relación diaria con Dios, aprendemos también nosotros, como san Pablo, a vislumbrar cada vez más claramente los signos de este diseño y esta acción: en la belleza del Creador que emerge en sus criaturas", afirmó.

"Queridos amigos, cuando la oración alimenta nuestra vida espiritual nos volvemos capaces de conservar lo que san Pablo llama ‘el misterio de la fe’ en una conciencia pura. La oración - como manera de acostumbrarse a estar con Dios – genera hombres y mujeres animados, no por el egoísmo, el afán de poseer, la sed de poder, sino por la gratuidad, el anhelo de amar, la sed de servir, animados por Dios, y sólo así, se puede llevar la luz a la oscuridad del mundo", añadió.

Finalmente, invitó también a dar "gloria a Dios, porque nos ha dicho todo acerca de sí mismo en Jesucristo y nos ha donado el Consolador, el Espíritu de la verdad".

Durante la Audiencia, el Papa también dirigió unas palabras a "los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, Honduras, Colombia, Argentina, Chile, México y otros países latinoamericanos. Invito a todos a alimentar vuestra vida espiritual con una oración constante, para crecer en el amor de Dios y llevar al mundo la luz de su claridad".

lunes, 18 de junio de 2012

Benedicto XVI llama a la congruencia y recuerda: “Dios reconoce al verdadero cristiano”

 

ROMA, 18 Jun. 12 / 09:47 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI envió un video mensaje a los miles de fieles que participaron en el 50° Congreso Eucarístico Internacional que concluyó ayer en Irlanda, en el que expresó enérgicamente que la Iglesia no puede ser manchada por quienes convierten el cristianismo en un mero hábito y no se alimentan seriamente con la Eucaristía.

Durante la Misa de clausura, el Papa destacó la tradición católica de Irlanda y su contribución misionera que permitió llevar el Evangelio más allá de sus fronteras.

Sin embargo, dijo que "la gratitud y la alegría por una historia tan grande de fe y de amor se han visto recientemente conmocionados de una manera terrible al salir a la luz los pecados cometidos por sacerdotes y personas consagradas contra personas confiadas a sus cuidados".

"En lugar de mostrarles el camino hacia Cristo, hacia Dios, en lugar de dar testimonio de su bondad, abusaron de ellos, socavando la credibilidad del mensaje de la Iglesia. ¿Cómo se explica el que personas que reciben regularmente el cuerpo del Señor y confiesan sus pecados en el sacramento de la penitencia hayan pecado de esta manera? Sigue siendo un misterio", indicó el Papa.

Benedicto XVI dijo que evidentemente el cristianismo de estas personas "no estaba alimentado por el encuentro gozoso con Cristo: se había convertido en una mera cuestión de hábito. El esfuerzo del Concilio estaba orientado a superar esta forma de cristianismo y a redescubrir la fe como una amistad personal profunda con la bondad de Jesucristo".

El Congreso Eucarístico Internacional, indicó, "tiene un objetivo similar. Aquí queremos encontrarnos con el Señor resucitado" para, con la ayuda del Espíritu Santo, "ser verdaderos testigos de su amor, testigos de la verdad. Su verdad es su amor. El amor de Cristo es la verdad".

Renovación litúrgica

En su mensaje, el Santo Padre dijo que el Congreso se ha realizado a puertas del Año de la Fe y en el marco de las celebraciones del "quincuagésimo aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, un acontecimiento que puso en marcha la más amplia renovación del rito romano que jamás se haya conocido".

El Papa indicó que "teniendo en cuenta el tiempo transcurrido, y a la luz de la experiencia de la Iglesia universal en este periodo, es evidente que los deseos de los Padres Conciliares sobre la renovación litúrgica se han logrado en gran parte, pero es igualmente claro que ha habido muchos malentendidos e irregularidades".

"La renovación de las formas externas querida por los Padres Conciliares se pensó para que fuera más fácil entrar en la profundidad interior del misterio. Su verdadero propósito era llevar a las personas a un encuentro personal con el Señor, presente en la Eucaristía, y por tanto con el Dios vivo, para que a través de este contacto con el amor de Cristo, pudiera crecer también el amor de sus hermanos y hermanas entre sí".

"Sin embargo –señaló-, la revisión de las formas litúrgicas se ha quedado con cierta frecuencia en un nivel externo, y la ‘participación activa’ se ha confundido con la mera actividad externa. Por tanto, queda todavía mucho por hacer en el camino de la renovación litúrgica real".

Benedicto XVI dijo a los miles de fieles que "en un mundo que ha cambiado, y cada vez más obsesionado con las cosas materiales, debemos aprender a reconocer de nuevo la presencia misteriosa del Señor resucitado, el único que puede dar amplitud y profundidad a nuestra vida".

Finalmente, invitó a los católicos a orar "para que Dios bendiga el próximo Congreso Eucarístico Internacional, que tendrá lugar en 2016 en la ciudad de Cebú. Envío un caluroso saludo al pueblo de Filipinas, asegurando mi cercanía en la oración durante el periodo de preparación a este gran encuentro eclesial".

domingo, 17 de junio de 2012

Benedicto XVI: Dios transforma lo aparentemente insignificante

Papa Benedicto XVI

VATICANO, 17 Jun. 12 / 10:00 am (ACI/EWTN Noticias).- En su discurso previo al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI señaló que el poder de Cristo transforma lo que es aparentemente insignificante en quienes desconfían de sus propias fuerzas, y depositan su confianza en la del amor de Dios.


Al recordar las parábolas de la semilla que crece por sí misma y la de la semilla de mostaza, el Papa explicó que “a través de imágenes del mundo de la agricultura, el Señor presenta el misterio de la Palabra y del Reino de Dios, e indica las razones de nuestra esperanza y nuestro compromiso”.


En referencia a la primera parábola, el Santo Padre indicó que “el hombre siembra con la confianza de que su trabajo no será infructuoso. Lo que sostiene al agricultor en sus fatigas diarias es, precisamente, la confianza en la fuerza de la semilla y en la bondad de la tierra”.


“Todo cristiano, por lo tanto, sabe muy bien que debe hacer todo lo posible, pero que el resultado final depende de Dios: esta conciencia lo sostiene en la fatiga cotidiana, especialmente en situaciones difíciles”.


El Papa recordó las palabras de San Ignacio de Loyola, al recomendar “actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo muy bien que, en realidad, todo depende de Dios”.


En la segunda parábola, explicó Benedicto XVI, “se trata de una semilla específica, el grano de mostaza, considerada la semilla más pequeña de todas las semillas. A pesar de lo pequeño, sin embargo, está llena de vida, desde su despedazarse nace un brote capaz de romper el terreno, de salir a la luz del sol y de crecer hasta convertirse en ‘la más grande de todas las hortalizas’: la debilidad es la fuerza de la semilla, el despedazarse es su poder”.


“La imagen de la semilla es particularmente querida por Jesús, porque expresa muy bien el misterio del Reino de Dios. En las dos parábolas de hoy, representa un ‘crecimiento’ y ‘contraste’. El crecimiento que se produce gracias a un dinamismo presente en la semilla misma y el contraste que existe entre la pequeñez de la semilla y la grandeza de lo que produce”.
Benedicto XVI indicó que “el mensaje es claro: el Reino de Dios, aún si exige nuestra colaboración, es, ante todo, don del Señor, la gracia que precede al hombre y sus obras”.


“Nuestra pequeña fuerza, aparentemente impotente ante los problemas del mundo, si se inmerge en la de Dios, no teme ningún obstáculo, porque la victoria del Señor es segura”.

miércoles, 13 de junio de 2012

Contemplar a Cristo en la oración no aleja de la realidad, explica Benedicto XVI

 

VATICANO, 13 Jun. 12 / 10:21 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI explicó en la audiencia general de esta mañana que la contemplación de Cristo, especialmente en la oración, no aleja de la realidad sino que permite a la persona ser más partícipes de las vicisitudes humanas.

Según señala Radio Vaticana, así lo indicó el Santo Padre en su catequesis de hoy ante miles de personas provenientes de distintas partes del mundo reunidas en el Aula Pablo VI. Ante ellos el Papa reflexionó sobre la oración de contemplación del Apóstol San Pablo de la que habla en la Segunda Carta a los Corintios.

El Papa dijo que "la contemplación de Cristo en nuestra vida no nos hace extraños, como ya dicho, de la realidad, más bien nos hace aun más participes de las vicisitudes humanas, porque el Señor, atrayéndonos a sí en su oración, nos permite hacernos presentes y acercanos a cada hermano en su amor".

Benedicto XVI también señaló que "el encuentro diario con el Señor y la frecuencia en los sacramentos puede abrir nuestras mentes y nuestros corazones a su presencia, a sus palabras, a su acción. La oración no es sólo el respiro del alma, sino que –para usar una imagen– también es un oasis de paz, en el que podemos encontrar el agua que alimenta nuestra vida espiritual y transforma nuestra existencia".

"Y Dios nos atrae hacia sí, nos hace subir la montaña de la santidad, para que nos acerquemos cada vez más a Él, ofreciéndonos a lo largo del camino sus luces y consuelos", añadió.

Reflexionando sobre la profundidad de la oración de San Pablo, que hacen que se pueda hablar de él como un místico, el Papa indicó que "la mística de San Pablo no se funda sólo en los eventos excepcionales por él vividos, sino también en la cotidiana e intensa relación con el Señor que lo ha sostenido siempre con su Gracia. La mística no lo ha alejado de la realidad, al contrario, le ha dado la fuerza para vivir cada día por Cristo y de construir la Iglesia hasta el fin del mundo de aquel tiempo".

"La unión con Dios no aleja del mundo, sino que nos da la fuerza de estar realmente, de hacer cuánto se debe hacer en el mundo. También en nuestra vida de oración podemos tener quizás momentos de particular intensidad, en los que sentimos más viva la presencia del Señor, pero es importante la constancia, la fidelidad de la relación con Dios, sobre todo en las situaciones de aridez, de dificultad, de sufrimiento, de aparente ausencia de Dios".

Solamente, continuó, "si somos aferrados por el amor de Cristo, estaremos en condiciones de enfrentar toda adversidad como Pablo, convencidos que todo podemos en Aquel que nos da fuerza".

"Por lo tanto cuanto más espacio damos a la oración, veremos que nuestra vida se transformará más y será animada por la fuerza concreta del amor de Dios. Así ocurrió por ejemplo, con la bienaventurada Madre Teresa de Calcuta, que en la contemplación de Jesús y justamente también en tiempos de larga aridez encontraba la razón última y la fuerza increíble para reconocerlo en los pobres y en los abandonados, no obstante su frágil figura".

El Papa explicó además que así como con el Apóstol, "el Señor no libera de los males, pero nos ayuda a madurar en los sufrimientos, en las dificultades, en las persecuciones. La fe, por lo tanto, nos dice que, si permanecemos en Dios ‘aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día, precisamente en las pruebas’".

"El Apóstol comunica a los cristianos de Corinto –y también a nosotros– que ‘nuestra angustia, que es leve y pasajera, nos prepara una gloria eterna, que supera toda medida’. En realidad, humanamente hablando, no era un peso ligero el de las dificultades, era gravísimo. Sin embargo, en comparación con el amor de Dios, con la grandeza de ser amados por Dios, se vuelve ligero, sabiendo que la cantidad de la gloria será inconmensurable".

Así que, continuó el Papa, "en la medida en que crecemos en nuestra unión con el Señor y en que nuestra oración se vuelve intensa, también nosotros vamos a lo esencial y comprendemos que no es el poder de nuestros medios, de nuestras virtudes, nuestras capacidades, el que realiza el Reino de Dios, sino que es Dios el que obra maravillas, justo a través de nuestra propia debilidad, de nuestro no estar a la altura del cargo".

"Por lo tanto, debemos tener la humildad de no confiar simplemente en nosotros mismos, sino de trabajar con la ayuda del Señor en la viña del Señor, encomendándonos a Él como ‘frágiles recipientes de barro’".

El Santo Padre afirmó luego que "solo la fe, el confiar en la acción de Dios, en la bondad de Dios que no nos abandona es la garantía de no trabajar en vano. Así la Gracia del Señor ha sido la fuerza que ha acompañado a San Pablo en las tremendas fatigas para difundir el Evangelio y su corazón ha entrado en el corazón de Cristo, volviéndose capaz de conducir a los otros hacia Aquel que murió y resucitó por nosotros".

"En la oración abrimos por tanto nuestro ánimo al Señor para que Él venga a habitar nuestra debilidad, transformándola en fuerza para el Evangelio. Y es rico de significado también el verbo griego con el que Pablo describe este morar del Resucitado Señor en su frágil humanidad; usa episkenoo, que podremos interpretar con ‘poner la propia tienda’".

El Señor, dijo el Papa, "continúa poniendo su tienda en nosotros, en medio a nosotros: es el Misterio de la Encarnación. El mismo Verbo divino, que ha venido a morar en nuestra humanidad, quiere habitar en nosotros, plantar en nosotros su tienda, para iluminar y trasformar nuestra vida y el mundo".

El Santo Padre resaltó asimismo que "contemplar al Señor es, al mismo tiempo, fascinante y tremendo: fascinante porque Él nos atrae a si y rapta nuestro corazón hacia lo alto, llevándolo a su altura donde experimentamos la paz, la belleza de su amor; tremendo porque desnuda nuestra debilidad humana, nuestra inadecuación, la fatiga de vencer al Maligno que insidia nuestra vida, aquella espina clavada también en nuestra carne".

"En la oración, en la contemplación cotidiana del Señor, recibimos la fuerza del amor de Dios y sentimos que son verdaderas las palabras de San Pablo a los cristianos de Roma cuando ha escrito: ‘porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor’".

El Papa Benedicto XVI afirmó también que "de una manera en la que arriesgamos de confiar solamente en la eficiencia y la potencia de los medios humanos, en este mundo, estamos llamados a redescubrir y a testimoniar la potencia de Dios que se transmite, se comunica en la oración, con la cual crecemos cada día en el conformar nuestra vida a aquella de Cristo".

martes, 12 de junio de 2012

Inicio » Noticias » Vaticano Benedicto XVI: A la cultura diabólica de la calumnia y la mentira le decimos no

 

VATICANO, 12 Jun. 12 / 01:57 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI explicó que a la cultura diabólica del mundo de hoy de la calumnia y la mentira, los católicos deben decir siempre no, ya que por ser bautizados pertenecen a Dios y por ello deben vivir en la verdad.

Según señala el diario vaticano L'Osservatore Romano, así lo indicó el Santo Padre en una extensa reflexión de 30 minutos de duración que no leyó y que dio en la Basílica de San Juan de Letrán (Roma), en ocasión de la inauguración del congreso eclesial de la diócesis de Roma. El Papa hizo una profunda reflexión sobre la realidad del Bautismo y su actualidad para los cristianos de hoy.

Tras explicar algunas realidades propias del sacramento, el Pontífice se refirió a las tres renuncias que se hacen durante el rito bautismal. Sobre la renuncia "a las seducciones del mal para no dejarse dominar por el pecado", Benedicto XVI recordó que en el pasado la pregunta era distinta y se refería a la "renuncia a la pompa del diablo".

"La pompa del diablo era sobre todo los grandes espectáculos crueles, en los que la crueldad se convertía en diversión, en los que matar a los hombres era una cosa espectacular: era un espectáculo la vida y la muerte de un hombre. Estos espectáculos crueles, esta diversión del mal es la ‘pompa del diablo’, donde aparece con aparente belleza y, en realidad, aparece con toda su crueldad".

El Papa explicó luego que "además de este significado inmediato de las palabras ‘pompa del diablo’, se quería hablar de un tipo de cultura, de una way of life (modo de vida), en el que no cuenta la verdad sino la apariencia, no se busca la verdad sino el efecto, la sensación, y bajo el pretexto de la verdad, en realidad, se destruyen hombres, se quieren destruir y crear solo a sí mismos como vencedores".

Entonces, prosiguió, "esta renuncia era muy real: era la renuncia a un tipo de cultura que es una anticultura, contra Cristo y contra Dios" que en el Evangelio de San Juan es llamada "este mundo".

"Con ‘este mundo’, naturalmente, Juan y Jesús no hablaban de la creación de Dios, del hombre como tal, sino de una cierta criatura que es dominante y se impone como si fuese este el mundo y como si fuese este el modo de vivir que se impone. Dejo a cada uno de ustedes reflexionar sobre esta ‘pompa del diablo’, sobre esta cultura a la cual decimos ‘no’".

El Papa dijo luego que "ser bautizados significa sustancialmente un emanciparse, un liberarse de esta cultura. Conocemos también hoy un tipo de cultura en el que no cuenta la verdad, incluso si también aparentemente se quiere hacer aparecer toda la verdad, cuenta solo la sensación y el espíritu de calumnia y destrucción".

Se trata de "una cultura que no busca el bien, en el que el moralismo es en realidad una máscara para confundir, para crear confusión y destrucción. A esta cultura, en la que la mentira se presenta como verdad e información, a esta cultura que busca solo el bienestar material y niega a Dios, le decimos ‘no’".

Sobre la renuncia "al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios", el Papa resaltó que "hoy la libertad y la vida cristiana, la observancia de los mandamientos de Dios, van en direcciones opuestas: ser cristiano es considerado como una esclavitud, mientras que la libertad sería emanciparse de la fe cristiana, emanciparse a fin de cuentas, de Dios".

Tras señalar que en el mundo de hoy la palabra "pecado" le parece a muchos "casi ridícula" y que ya casi no se toma en cuenta, el Santo Padre explicó que "en realidad, esta aparente libertad de la emancipación de Dios se convierte de pronto en una esclavitud".

Sobre la renuncia a Satanás, la tercera del rito bautismal, Benedicto XVI resaltó que "esto nos dice que hay un ‘sì’ a Dios y un ‘no’ al poder del Maligno, que coordina todas estas actividades y se quiere hacer dios de este mundo, como dice también San Juan. Pero no es Dios, es solo el adversario, y no nos sometemos a su poder, decimos ‘no’ porque decimos ‘sì’, un ‘sí’ fundamental, el ‘sí’ del amor y la verdad".

El Papa explicó también que a estas tres renuncias le siguen tres confesiones de fe: creer en Dios Padre, en Dios Hijo y en el Espíritu Santo y la Iglesia.

"La confesión de fe no es solo algo que se debe entender, una cosa intelectual o por memorizar –aunque esto es cierto– (…) sino que toca especialmente a nuestro vivir. Y esto me parece muy importante. No es una cosa intelectual, una pura fórmula. Es un diálogo de Dios con nosotros, una acción de Dios con nosotros, es una respuesta nuestra, es un camino", explicó.

Benedicto XVI resaltó luego que "la verdad de Cristo se puede comprender solo si se comprende su camino. Solo si aceptamos a Cristo como camino comenzamos realmente a caminar el camino de Cristo y podemos también comprender la verdad de Cristo".

"La verdad no vivida no se abre. Solo la verdad vivida, la verdad aceptada como modo de vivir, como camino, se abre también como verdad en toda su riqueza y profundidad".

El Papa dijo además que "entonces, esta fórmula es un camino, es una expresión de nuestra conversión, de una acción de Dios. Y nosotros realmente queremos tener presente esto también en toda nuestra vida: que estamos en comunión de camino con Dios, con Cristo".

"Y así estamos en comunión con la verdad: viviendo la verdad, la verdad se hace vida y viviendo esta vida encontramos también la verdad".

lunes, 11 de junio de 2012

Benedicto XVI: En la Eucaristía nace capacidad de compartir la vida y los bienes

VATICANO, 10 Jun. 12 / 09:18 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI afirmó que de la participación de los fieles en la Eucaristía nace y se renueva la capacidad de compartir tanto la vida como los bienes materiales, cargar los pesos de los demás, así como de ser hospitalarios y acogedores.
En sus palabras previdas al rezo del Ángelus, frente a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre señaló que la festividad del Corpus Domini, que en muchas partes del mundo se celebra este domingo, renueva cada año “en los cristianos el gozo y la gratitud por la presencia eucarística de Jesús en medio de nosotros”.
Benedicto XVI señaló que la oración de la adoración Eucarística “se puede cumplir ya sea personalmente, permaneciendo en recogimiento ante el tabernáculo, o de forma comunitaria, también con salmos y cantos, pero siempre privilegiando el silencio, para escuchar interiormente al Señor vivo y presente en el Sacramento”.
El Papa también expresó su conmoción por los numerosos templos del norte de Italia que fueron gravemente dañados por el reciente terremoto en la localidad de Emilia Romagna, y lamentó el hecho de que “también el Cuerpo eucarístico de Cristo, en el tabernáculo, ha permanecido en algunos casos bajo los escombros”.
“Con afecto rezo por las comunidades, que con sus sacerdotes deben reunirse para la Santa Misa al abierto o en grandes carpas. Les agradezco por su testimonio y por cuanto están haciendo a favor de la entera población”.
Benedicto XVI indicó que la difícil situación por la que pasan aquellos fieles “hace resaltar una vez más la importancia de estar unidos en el nombre del Señor, y la fuerza que proviene del Pan eucarístico, llamado también ‘pan de los peregrinos’”.
El Papa encomendó a los fieles a la Virgen María para que, “por su intercesión se difunda y crezca en cada comunidad eclesial una autentica y profunda fe en el Misterio eucarístico”.
“La Virgen María es maestra también de esta oración, por que nadie mejor que ella ha sabido contemplar a Jesús con una mirada de fe y acoger en el corazón las intimas resonancias de su presencia humana y divina”, señaló.

viernes, 8 de junio de 2012

¿Cuál es el objetivo del Opus Dei?

 

San Josemaría respondió a esta pregunta en 1967 en una entrevista realizada para la revista Time (New York) por Peter Forbath.

El Opus Dei es un camino para que mujeres y hombres encuentren a Dios, viviendo el espíritu de servicio en la sociedad y buscando ser mejores cada día. San Josemaría, canonizado por Juan Pablo II en 2002, lo explica del siguiente modo, en un libro que recoge entrevistas realizadas por diarios como Le Fígaro o el New York Times, titulado Conversaciones con Mons. Escrivá:

“Desde el primer momento el objetivo único del Opus Dei ha sido contribuir a que haya en medio del mundo hombres y mujeres de todas las razas y condiciones sociales que procuren amar y servir a Dios y a los demás hombres en y a través de su trabajo ordinario. Con el comienzo de la Obra en 1928, mi predicación ha sido que la santidad no es cosa para privilegiados, sino que pueden ser divinos todos los caminos de la tierra, todos los estados, todas las profesiones, todas las tareas honestas. Las implicaciones de ese mensaje son muchas y la experiencia de la vida de la Obra me ha ayudado a conocerlas cada vez con más hondura y riqueza de matices. La Obra nació pequeña, y ha ido normalmente creciendo luego de manera gradual y progresiva, como crece un organismo vivo, como todo lo que se desarrolla en la historia.

Pero su objetivo y razón de ser no ha cambiado ni cambiará por mucho que pueda mudar la sociedad, porque el mensaje del Opus Dei es que se puede santificar cualquier trabajo honesto, sean cuales fueran las circunstancias en que se desarrolla.

Hoy forman parte de la Obra personas de todas las profesiones: no sólo médicos, abogados, ingenieros y artistas, sino también albañiles, mineros, campesinos; cualquier profesión: desde directores de cine y pilotos de reactores hasta peluqueras de alta moda. Para los miembros del Opus Dei el estar al día, el comprender el mundo moderno, es algo natural e instintivo, porque son ellos —junto con los demás ciudadanos, iguales a ellos— los que hacen nacer ese mundo y le dan su modernidad.”


Conversaciones, n. 26

miércoles, 6 de junio de 2012

El Papa dialoga con cinco familias y anima a divorciados a seguir dentro de Iglesia

ROMA, 06 Jun. 12 / 10:06 pm (ACI/EWTN Noticias).- Durante el Encuentro Mundial de las Familias en Milán, el Papa Benedicto XVI conversó personalmente con algunos matrimonios, novios, e hijos, que buscan vivir su unión arraigados en la fe y animó a los divorciados a seguir dentro de la familia de la Iglesia.

Durante la llamada "Fiesta de los Testimonios" celebrada el 2 de junio en el Parque de Bresso, Milán, Benedicto XVI habló con una niña nacida de un matrimonio vietnamita; dos novios de Madagascar; y tres matrimonios provenientes de Brasil, Nueva York, y Grecia.

Cat Tien, la niña que quería saber más de la juventud del Papa

En su diálogo con Cat Tien, una joven vietnamita interesada en saber más del Papa en su papel de hijo, Benedicto XVI recordó que su crecimiento en la fe proviene de una familia sólida y unida.

Señaló, que el día esencial para su familia era el domingo, iba a Misa con ellos, y después, en casa, almorzaban y cantaban unidos, "fueron momentos inolvidables", recordó.

Benedicto XVI indicó que además, solían hacer viajes y caminatas en medio de la naturaleza, "en una palabra, éramos un solo corazón y un solo alma, con muchas experiencias en común, también en los tiempos difíciles, porque era la época después de la guerra, de la primera dictadura, y después de la pobreza". "Pero este amor recíproco que había entre nosotros, esta alegría también por las cosas sencillas era fuerte, y así se podían superar y soportar también estas cosas", expresó.

"Si trato de imaginar un poco como será el Paraíso, me parece siempre el tiempo de mi juventud, de mi infancia. Así, en este contexto de confianza, de alegría y de amor, estábamos felices y creo que en el Paraíso será similar a como era en mi niñez", concluyó.

Divorciados y "vueltos a casar"

El Santo Padre agradeció a un matrimonio de Brasil por su ayuda a las familias a este matrimonio, y explicó que "la realidad es que el problema de los divorciados vueltos a casar es uno de los grandes sufrimientos de la Iglesia de hoy".

"El sufrimiento es grande y podemos solo ayudar a las parroquias, los solteros ayudar a estas personas a soportar el sufrimiento del divorcio. Yo diría que sería muy importante saber, naturalmente, la prevención, es decir, profundizar desde el inicio el enamoramiento en una decisión profunda, madura, también el acompañamiento durante el matrimonio, para que las familias no estén más solas, sino que realmente estén acompañadas en su camino".

En cuanto al rechazo que algunos divorciados creen tener por la Iglesia, el Santo Padre indicó que "la Iglesia los ama, pero ellos deben ver y sentir este amor".

"Aunque no puedan recibir la absolución ni la Eucaristía, deben ver que también así viven plenamente en la Iglesia".

Para enmendar esta carencia, "el contacto permanente con un sacerdote, con un guía espiritual, es muy importante para que puedan ver que están acompañados".

En este sentido, "también, sin la recepción corporal del Sacramento, podemos estar espiritualmente unidos a Cristo en su Cuerpo. Y hacer entender que esto es importante. Que realmente encuentren en la posibilidad de vivir una vida de fe, con la Palabra de Dios, con la comunión de la Iglesia, y que puedan ver que su sufrimiento es una don para la Iglesia, porque sirven así a todos también para defender la estabilidad del amor, del Matrimonio, y que este sufrimiento no es solo un tormento físico y psíquico, sino también un sufrimiento en comunidad, de la Iglesia por los grandes valores de nuestra fe".

Con los novios El Santo Padre señaló a estos novios asustados por los compromisos del matrimonio, que después del enamoramiento, y el noviazgo, el matrimonio implica estar realmente comprometidos en el amor y ser consciente a través del sacrificio por amor puro, se alcanza la felicidad.

"Yo pienso en las bodas de Caná –dijo-. El primer vino es hermosísimo: es el enamoramiento. Pero no dura hasta el final: debe venir un segundo vino, es decir debe fermentar y crecer, madurar. Un amor definitivo que se convierta realmente en ‘segundo vino’, es más hermoso, mejor que el primero. Y esto es lo que debemos buscar", y después, con el apoyo de la "comunidad, de los amigos, de la Iglesia, de la fe, de Dios mismo, crece un vino que dura para siempre", aconsejó.

Familia y crisis económica

Al ser consultado por una familia de Grecia, sumergida en apuros económicos y sin esperanzas de futuro para sus hijos, Benedicto XVI indicó que hay que exigir a los partidos políticos una mayor responsabilidad, "que no prometan cosas que no pueden realizar, y que nos busquen solo los votos para sí mismos, sino que sean responsables con el bien de todos y que se entienda que la política es siempre una responsabilidad humana y moral ante Dios y los hombres".

El Santo Padre propuso el compromiso de ayudarse entre diversas familias del mundo, una especia de familias gemelas que se ayuden cuando lo necesitan, y en esta perspectiva, "estad seguros de que yo y muchos otros oramos por vosotros, y esta oración no es solo decir palabras, sino abrir el corazón a Dios y así crear también creatividad en la búsqueda de soluciones. Esperemos que el Señor os ayude", alentó.

Familia y secularización

Benedicto XVI dijo a los Rerrie, una familia que sumergida en las prisas de la sociedad secularizada, y con problemas para vivir el tiempo de la fiesta en familia que hay que reconciliar el trabajo con el ente familiar.

Ante esta situación, Benedicto XVI señaló que el puesto de trabajo "es fundamental, y la prioridad de la familia", pero cuando encuentran rivalidad, debe buscarse la creatividad y buscar en el domingo la fiesta, "de este modo pienso que defendemos la libertad del hombre, defendemos el domingo y las fiestas de Dios, y así días para el hombre".

domingo, 3 de junio de 2012

Benedicto XVI: El amor es la única fuerza que puede transformar el mundo

VATICANO, 03 Jun. 12 / 09:00 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI pidió a las familias que recuerden que, a pesar de las dificultades que enfrenta la vocación matrimonial en estos tiempos, el amor “es la única fuerza que puede verdaderamente transformar el mundo”.
En su homilía durante la Misa de clausura del VII Encuentro Mundial de las Familias, en el Parque Bresso de Milán ante más de un millón de fieles, Benedicto XVI señaló a los esposos asistentes al evento que “viviendo el matrimonio no os dais cualquier cosa o actividad, sino la vida entera”.
El Papa remarcó que el amor que se vive en el matrimonio “es fecundo, en primer lugar, para vosotros mismos, porque deseáis y realizáis el bien el uno al otro, experimentando la alegría del recibir y del dar. Es fecundo también en la procreación, generosa y responsable, de los hijos, en el cuidado esmerado de ellos y en la educación metódica y sabia”.
“Es fecundo, en fin, para la sociedad, porque la vida familiar es la primera e insustituible escuela de virtudes sociales, como el respeto de las personas, la gratuidad, la confianza, la responsabilidad, la solidaridad, la cooperación”.
El Santo Padre precisó que “Dios creó el ser humano hombre y mujer, con la misma dignidad, pero también con características propias y complementarias, para que los dos fueran un don el uno para el otro, se valoraran recíprocamente y realizaran una comunidad de amor y de vida. El amor es lo que hace de la persona humana la auténtica imagen de Dios”.
“Ante vosotros está el testimonio de tantas familias, que señalan los caminos para crecer en el amor: mantener una relación constante con Dios y participar en la vida eclesial, cultivar el diálogo, respetar el punto de vista del otro, estar dispuestos a servir, tener paciencia con los defectos de los demás, saber perdonar y pedir perdón, superar con inteligencia y humildad los posibles conflictos, acordar las orientaciones educativas, estar abiertos a las demás familias, atentos con los pobres, responsables en la sociedad civil”.
Benedicto XVI subrayó que “todos estos elementos construyen la familia. Vividlos con valentía, con la seguridad de que en la medida en que viváis el amor recíproco y hacia todos, con la ayuda de la gracia divina, os convertiréis en evangelio vivo, una verdadera Iglesia”.
El Santo Padre pidió a los esposos que cuiden a sus hijos y les transmitan “razones para vivir, la fuerza de la fe, planteándoles metas altas y sosteniéndolos en las debilidades”.
“Pero también vosotros, hijos, procurad mantener siempre una relación de afecto profundo y de cuidado diligente hacia vuestros padres, y también que las relaciones entre hermanos y hermanas sean una oportunidad para crecer en el amor”.
En su homilía, el Papa recomendó a las familias que pidan frecuentemente la ayuda de la Virgen María y San José para que les enseñen a acoger el amor de Dios, tal como ellos lo acogieron.
Benedicto XVI también se dirigió a aquellos fieles que, a pesar de compartir y vivir las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia “están marcados por las experiencias dolorosas del fracaso y la separación. Sabed que el Papa y la Iglesia os sostienen en vuestra dificultad”.
“Os animo a permanecer unidos a vuestras comunidades, al mismo tiempo que espero que las diócesis pongan en marcha adecuadas iniciativas de acogida y cercanía”.
El Papa recordó a las familias que “para nosotros, cristianos, el día de fiesta es el domingo, día del Señor, pascua semanal”.
“Queridas familias, a pesar del ritmo frenético de nuestra época, no perdáis el sentido del día del Señor. Es como el oasis en el que detenerse para saborear la alegría del encuentro y calmar nuestra sed de Dios”.
El Papa destacó que familia, trabajo y fiesta son “tres dones de Dios, tres dimensiones de nuestra existencia que han de encontrar un equilibrio armónico”.
“Armonizar el tiempo del trabajo y las exigencias de la familia, la profesión y la maternidad, el trabajo y la fiesta, es importante para construir una sociedad de rostro humano”.
Benedicto XVI afirmó que “es necesario aprender, antes de nada en familia, a creer en el amor auténtico, el que viene de Dios y nos une a él y precisamente por eso nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea ‘todo para todos’”.

Dios no se cansa nunca de nosotros y siempre nos consuela

VATICANO, 30 May. 12 (ACI/EWTN Noticias) .- El Papa Benedicto XVI explicó esta mañana en la audiencia general que "Dios no se cansa nunca de nosotros" y que consuela siempre a las personas de sus tribulaciones a través de la oración.
En la catequesis que presidió ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro, reflexionando sobre la oración de San Pablo, para quien rezar es "un encuentro verdadero y personal con Dios Padre, en Cristo, mediante el Espíritu Santo. En este encuentro entran en diálogo el 'sí' fiel de Dios y el 'amén' confiado de los creyentes".
Benedicto XVI ha explicado esta dinámica en su alocución, apoyándose en la segunda carta a los Corintios en la que el apóstol escribe: "bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros seamos capaces de consolar a los que se encuentran en cualquier tribulación".
El consuelo, dijo el Santo Padre, no se ha de entender como simple confortación, sino sobre todo "como exhortación a no dejarse vencer por las tribulaciones y las dificultades. Es una invitación a vivir todas las situaciones unidos a Cristo, que carga sobre sí todo el sufrimiento y el pecado del mundo para llevar luz, esperanza y redención. Así nos hace capaces de consolar a quienes se encuentran en cualquier clase de aflicción".
La unión profunda con Cristo en la oración y la confianza en su presencia nos hacen estar dispuestos a compartir los sufrimientos de los hermanos.
"Nuestra vida y nuestro camino cristiano están marcados a menudo por dificultades, incomprensiones, sufrimientos. Todos lo sabemos. En la relación fiel con el Señor, en la oración constante, diaria, podemos sentir concretamente el consuelo que viene de Dios. Y esto refuerza nuestra fe, porque nos hace experimentar de modo concreto el 'sí' de Dios al hombre en Cristo, la fidelidad de su amor, que llega hasta el don de su Hijo en la cruz".
Benedicto XVI resaltó luego que la fe, don gratuito de Dios, se enraíza en su fidelidad, "en su 'sí' que nos hace comprender cómo vivir nuestra existencia amando al Señor y a los hermanos. Toda la historia de la salvación es un progresivo revelarse de esta fidelidad de Dios, a pesar de nuestras infidelidades y nuestras negaciones".
El Papa subrayó que el modo de actuar de Dios es muy distinto del de los hombres: "ante los contrastes en las relaciones humanas, incluso en las familiares, tendemos a no perseverar en el amor gratuito, que cuesta esfuerzo y sacrificio".
"En cambio, Dios no se cansa nunca de nosotros, de tener paciencia con nosotros, y nos precede siempre con su inmensa misericordia, nos viene al encuentro (...). En la cruz nos ofrece la medida de su amor que no calcula y que no tiene medida". Este amor fiel es capaz de esperar incluso a cuantos lo rechazan. Dios busca siempre al hombre, quiere acogerlo en la comunión con Él para donarle plenitud de vida, esperanza y paz.
Sobre el "sí" fiel de Dios se injerta el "amén" de la Iglesia, que es la respuesta de la fe con la que concluyen las oraciones y que expresa nuestro "sí" a la iniciativa de Dios: "en nuestra oración estamos llamados a decir 'sí' a Dios, a responder con el 'amén' de la adhesión, de la fidelidad a Él de toda nuestra vida. Esta fidelidad no podemos conquistarla nunca con nuestras propias fuerzas, no es solo fruto de nuestro esfuerzo cotidiano; viene de Dios y está fundada sobre el 'sí' de Cristo".
"Tenemos que entrar en este 'sí' de Cristo, en la adhesión a la voluntad de Dios, para llegar a decir, con San Pablo, que no somos nosotros quienes vivimos, sino que es Cristo mismo quien vive en nosotros. Entonces el 'amén' de nuestra oración personal y comunitaria envolverá y transformará toda nuestra vida".
En castellano el Santo Padre dijo: "saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española provenientes de España, México, Venezuela, Colombia, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a entrar en el ‘sí’ de Dios, secundando su voluntad, para poder afirmar con san Pablo: ‘no soy yo que el que vive, es Cristo quien vive en mí’. Muchas gracias".